Por reivindicar la educación pública, por decir qué pensaba, por su protesta contra la injusticia, por su actividad sindical, desaparecieron, torturaron y asesinaron al abogado, al profesor de la Universidad del Atlántico Jorge Freytter Romero, quien gritó en el momento que lo subieron en una camioneta: “Solo soy un profesor” “Solo soy un profesor”, minutos de angustia en los cuales fue posible que olvidara que en Colombia ha sido peligroso pensar, hablar, organizarse…así sea “Solo un profesor”.
¿Cuántas veces más seguiremos pronunciando en Colombia la palabra asesinato o decir “lo mataron y antes de hacerlo lo torturaron”? ¿Hasta cuándo? Hasta que la vida sea sagrada y se respete, hasta que de verdad tengamos derecho a disentir y expresarnos de manera libre, hasta que…Usted y yo sabemos cuándo será. ¿De verdad un día tendremos paz total? Solo si trabajamos por ello sin parar…
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Desde el 29 de agosto en 2001, cuando fue hallado en la carretera a Ciénaga, la familia inició el arduo camino de buscar justicia, de conocer los hechos, de saber quién o quiénes eran los culpables. Y encontraron parte de la verdad y parte de justicia, pero no quién dio la orden de acabar con la vida del profesor Freytter, el hombre que denunció actos de corrupción en la Universidad y trabajó por los derechos de los pensionados.
A los hombres de la pampa
Que quisieron protestar
Los mataron como perros
Porque había que matar.
No hay que ser pobre, amigo,
Es peligroso.
No hay ni que hablar, amigo,
Es peligroso.
Cantaron los Quilapayún en aquella canción protesta “A los hombres de la pampa” como si quisieran cantarla para América Latina, para Colombia en siete décadas sin interrupción, como si quisieran recordarnos los crímenes de Estado. ¿Quién asesinó al profesor Freytter? Estructurasparamilitares del Bloque Norte y agentes del Grupo de Acción Unificada por la Libertad Personal (Gaula) de la Policía y el ejército, como puede leerse en el informe del Centro Nacional de Memoria Histórica “La tierra se quedó sin su canto”.
El caso de Jorge Freytter fue presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Justicia española y la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento del País Vasco, por su hijo, exiliado y nacionalizado en España.
Luego de un Acuerdo de Solución Amistosa con el Estado en el que, como medidas de reparación, se contempla la posibilidad de construir relatos de memoria sobre la vida de las personas que murieron a manos del Estado y los actores armados en este largo conflicto, varias instituciones del Estado, la Asociación Freytter, profesores, amigos y sus allegados se reunieron en el Centro de Memoria de Barranquilla para rendir un homenaje y develar un monumento en su memoria, en el Parque Universal.
Conocer la lista de profesores y estudiantes asesinados en Barranquilla da escalofrío. Mientras escuchaba las intervenciones me preguntaba ¿Tendrán un lugar de honor en la Universidad? ¿Sabrán de ellos hoy las y los estudiantes y profesores? ¿Por qué el espacio de las instalaciones de la Casa de la Memoria en Barranquilla no corresponde a ese cúmulo de hechos enunciados?