Entrevista a Gustavo Gallardo presidente de la fundación Lazos de Dignidad – Colombia.
La Asociación Jorge Adolfo Freytter, acompaño a la fundación Lazos de Dignidad en el País Vasco, antes de cerrar su gira por Europa, la cual tiene su última parada en Barcelona. En el marco de esta visita, no queríamos dejar pasar la oportunidad para conversar con Gustavo Gallardo presidente de la fundación, abogado y defensor de derechos humanos. Nuestro interés, conversar sobre temas de actualidad política en Colombia: nuevas formas del conflicto y los avances del proceso de paz con las FARC-EP.
Presentación de la Fundación Lazos de Dignidad en la voz de Gustavo Gallardo:
Nuestro trabajo en derechos humanos se remonta a la victimización de la cual fui objeto durante toda mi carrera universitaria, agudizándose en el año 2002 tiempo en el que se incrementa la percusión en Barraquilla Colombia [líderes estudiantiles y defensores de derechos humanos en centros universitarios]. Producto de esta persecución el Estado colombiano para salvar mi vida me envía a la ciudad de Bogotá bajo la figura de desplazamiento institucional forzado, ya viviendo en Bogotá surge la necesidad de crear un espacio organizativo para trabajar principalmente el tema de prisioneros y prisioneras políticas en Colombia.
Veníamos de una historia de represión en la Universidad del Atlántico (Barranquilla Colombia) en la cual tuvimos varios compañeros que fueron judicializados y privados de la libertad, ahí es donde empieza nuestra vocación y nuestro sentir por las personas privadas de la libertad y la utilización en Colombia de un instrumento jurídico conocido como el derecho penal del enemigo. Fundamos la organización Lazos de Dignidad y desde allí hemos continuado con nuestro trabajo en defensa de los derechos humanos.
Nuestro objetivo inicial era hacer solidaridad integral y defensa judicial a los prisioneras y prisioneros políticas en Colombia, y lograr que otras organizaciones retomaran la solidaridad con la realidad de este sector de la población; dar a conocer sobre el flagelo y la vulneración constante de los derechos a la que estaban sometidos en las cárceles. Para ese momento (2002) el número de presos políticos ascendía a nueve mil quinientos presos en todo el territorio nacional.
Esta realidad se agrava con la política de seguridad democrática, implementada por el hoy senador y expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien empezara su mandato en el año 2002. En su gobierno aumenta las violaciones masivas y arbitrarias, […] la población carcelaria y la población de presos políticos aumentara en un 200 por ciento en los primeros años de implementación de dicha política.
Alba Orozco: Colombia actualmente se encuentra en el proceso de implementación, construcción y sostenimiento del proceso de paz firmado con las FARC EP, aunque entendemos que no ha sido fácil, también consideramos que es en sí mismo (el proceso de paz) un ejercicio pedagógico sobre lo que ha sido el conflicto en Colombia… ha permitido a la sociedad colombiana entender y comprender mejor las dimensiones del conflicto y las problemáticas estructurales que lo han sustentado… sabemos que la Fundación Lazos de Dignidad - FLD ha estado presente en todo el desarrollo del proceso, acompañando a los firmantes de paz en su proceso de reincorporación, así como a las presas y presos políticos… nos podría compartir cuales son las lecturas o las consideraciones que tiene FLD del futuro del proceso de paz en Colombia?
Gustavo Gallardo: […] Queremos ser una de las generaciones que deje las bases o los cimientos para la construcción en Colombia de una paz con justicia social estable y duradera. Hemos empeñado nuestro esfuerzo, sacrificios y nuestras vidas para alcanzar esa tan anhelada paz. Somos claros que en Colombia existe un conflicto social, político y económico que tiene una expresión armada, y que ese conflicto tiene unas causas que lo originaron y unas causas que lo han alimentado durante más de un siglo, es por ello, que [creemos que] solo erradicando esas causas, lograremos superar el conflicto colombiano. No puede haber paz si no existe justicia social, democracia o equidad, la implantación del acuerdo es fundamental, pero principalmente generar las condiciones para transitar hacia una sociedad más justa.
En Colombia existe una alta concentración de tierras, esto genera pobreza, genera exclusión y unas condiciones inequitativas muy profundas. Colombia tiene una […] que depende exclusivamente de la tierra, y si no democratizamos la tierra, si no hacemos una reforma integral tampoco habrá paz.
Desde la FLD le hemos apostado al proceso de paz suscrito entre el Estado Colombiano y las FARC EP, porque ese es el primer punto de los acuerdos, (Reforma Rural Integral) resolverlo es fundamental para […] transitar hacia una sociedad más justa. El problema de la propiedad de la tierra, su formalización… la redistribución de la tierra es necesaria si queremos un país en paz. Hoy, después de casi 5 años de la firma del acuerdo no hemos avanzado nada en este punto; no existe implementación de políticas legislativas ni ejecutivas que materialicen en el terreno la Reforma Rural Integral. Existe un incumplimiento total por parte del estado frente a este tema, mientras no se implemente este punto, el conflicto estará al orden del día.
Alba Orozco: ¿Qué es de la vida de los excombatientes de los firmantes de la paz?, poco conocemos de sus vida aunque son los protagonistas y actores centrales de este proceso… sabemos que la FLD ha realizado un acompañamiento desde el inicio y que actualmente implementa diferentes proyectos con los firmantes… ¿cómo avanza el proceso? ¿Cómo están ellos y ellas en los territorios? ¿Que están pensando ellos en medio de este proceso de paz? ¿Es posible la reincorporación?
Gustavo Gallardo: parte importante de lograr y superar el estado de conflicto y llegar a un escenario de paz, implica que los guerrilleros que hicieron dejación de armas (señalar que los y las integrantes de las FARC-EP tomaron las armas en un contexto específico en Colombia: la exclusión social, la violencia estatal y para estatal contra el campesinado y las organizaciones sociales, la inequidad y la pobreza, ese contexto fue querer soñar con una Colombia mejor a partir de las armas, siempre pensando en un país distinto) en este momento creen que la salida política es el camino. […] son 14 mil firmantes del acuerdo de paz, es necesario que tengan un proceso de reincorporación integral (social, económica, familiar, político). Una nula reincorporación genera entrar en nuevos ciclos de violencia, es permitir las condiciones para volver a la retoma de las armas. Una proporción importante de los firmantes de paz han retomado las armas.
La tarea nuestra es brindar condiciones seguras para continuar en el proceso de paz.
Alba Orozco: … estamos en el camino de un proceso de paz, sin embargo se continúa asesinando a líderes ambientales, líderes sociales y a los firmantes de paz en los territorios… ¿Qué decirle a la gente que nos escucha?.
Gustavo Gallardo: Concretamente desde el proceso de dejación de armas a la fecha han asesinado 296 ex combatientes y firmantes del acuerdo de paz. Se complejiza la situaciones cuando existe una impunidad general y casi total frente a las investigaciones adelantadas para conocer quiénes son las actores y autores determinantes y materiales beneficiados de los asesinatos de los firmantes de paz.
La paz en Colombia sigue siendo una necesidad y una decisión del pueblo colombiano. El mensaje para la comunidad internacional, organizaciones e interesados por la realidad colombiana, es que la paz sigue siendo una realidad, la esperanza y la salida. No es posible que en pleno siglo XXI existan países como Colombia sumidos en una guerra, en el cual niños y niñas se mueren de hambre, que no hay unos mínimos derechos garantizados por parte del estado. Es vergonzoso para la humanidad que no se pueda avanzar de forma civilizada en la construcción de escenarios de transformación social justos. Implica un compromiso de la humanidad en su conjunto, ayudar a todos los territorios del mundo para conseguir la paz, y que nosotros como especie seamos realmente constructores de un mundo distinto.
Alba Orozco: Colombia es un país que no tiene una trayectoria histórica de movimientos sociales, se ha sentido mucha indiferencia de la población en general respecto a la realidad tan adversa en la que se vive… desde el 2018 parece que las condiciones han cambiado, miles de colombianos han salido a las calles a reclamar sus derechos y siguen expresándose por la realidad en la que viven… la FLD ha estado muy atento en el acompañamiento de estas manifestaciones. ¿Cuál es la lectura que hacen?.
Gustavo Gallardo: Desde la FLD consideramos que Colombia es una sociedad que sí se ha movilizado históricamente, el pueblo colombiano desde la colonización española ha estado movilizándose… pasamos de un colonialismo español a un colonialismo norteamericano soterrado, escondido, ha sido diferente, pero colonialismo en ultimas, […] bajo un modelo inhumano y degradante contra el pueblo colombiano. Las movilizaciones durante dos siglos no han parado, lo que sucede es que tenemos una oligarquía y un estado en el poder que ha sido absolutamente violenta, voraz contra la oposición política. Justamente el acuerdo de paz en Colombia lo que ha permitido es que se haya perdido el miedo, en voces de los manifestantes: “además de haber perdido el miedo, ya no hay nada que perder”. Existe una sociedad en hambre, miseria y exclusión que ha perdido el miedo a movilizarse por sus derechos. En ocasiones anteriores también se ha arremetido y han logrado inmovilizar, esta vez no lo han logrado, a pesar de los asesinatos, los desplazamientos, la desaparición forzada, de la violencia estatal en las calles. Esta vez a pesar de toda la gente sigue en las calles, buscando la transformación social. Es posible y no vamos a desfallecer hasta lograr conseguirla…
Alba Orozco: Cual es el papel de los gobiernos, de las organizaciones y de los colectivos que están por fuera de Colombia y que intentan aportar a que el proceso de paz se mantenga… la mirada internacional sabemos es una “veeduría” necesaria para hacer efectivos los acuerdos que se lograron en la Habana… ¿Cuál es el llamado de la Fundación?.
Gustavo Gallardo: el llamado es al acompañamiento, creemos que cada pueblo debe auto -determinarse y construir sus cambios como colectividad, y esto debe respetarse, pero también es importante hacer un llamado a la comunidad internacional para que haga acompañamiento al estado colombiano. Decir también que no hay violencia más fuerte en Colombia que la que se desprende del modelo económico. Un conflicto que se mantiene por este modelo, soportado y sustentado por las grandes trasnacionales. No podemos hablar solo del compromiso de los estados, hay que hablar de la responsabilidad del capital trasnacional. Existen en Colombia capitales financieros y empresariales que han generado escenarios de mayor violencia en nuestro país, existen empresas trasnacionales que siguen trayéndose los recursos para Europa, existen empresas trasnacionales que han apoyado y financiado el paramilitarismo, hay empresas transnacionales que siguen generando pobreza, exclusión y violencia… el llamado a la comunidad internacional es a que revisemos esos capitales, revisar cual es la responsabilidad de los capitales trasnacionales en la violencia en Colombia. Pedimos a los gobiernos internacionales a que podamos coadyuvarnos a revisar esos escenarios: ¿cuál es la responsabilidad global de los países y de los capitales trasnacionales en el conflicto colombiano?. Si hacemos esa revisión vamos a ver que existen victimarios indirectos en nuestros país...
Queremos ser un pueblo soberano, y como pueblo soberano definir nuestro futuro, que no es otro que la paz, pero la paz con justicia social y democracia.
Héctor García: volviendo al punto uno de los acuerdos [Reforma Rural Integral, primer punto de los acuerdos del proceso de paz en Colombia], ¿qué implicaciones tiene el incumplimiento de este punto desde una perspectiva medioambiental, cual es el efecto territorial?. ¿Cuál es el impacto desde una perspectiva de la biodiversidad dicho incumplimiento?
Gustavo Gallardo: El acuerdo final de paz para la construcción de una paz estable y duradera, implicaba justamente un respeto a la tierra, a la biodiversidad. Un respeto a la utilización de la tierra, y en este punto, se espera poder definir, lo que se conoce como la frontera agrícola, esto es, acordar conjuntamente, hasta donde no se sigue utilizando o cultivando la tierra en Colombia para eliminar bosques o para los monocultivos y la extensión de la ganadería; El proceso de paz implico que las FARC salieran de algunos territorios como la Amazonia colombiana, lo que ha permitido que lleguen empresas trasnacionales que están eliminando la selva y el bosque amazónico, […] para utilizarlo en la agricultura del monocultivo para combustibles, la ganadería o la minería. Estamos eliminado la amazonia y los bosques en Colombia para sostener ese modelo de explotación. Lo que esperábamos del acuerdo de paz es que se pudieran fijar estos límites, para el respeto a la biodiversidad, hay escenarios del incumplimiento de los acuerdos que hace que se irrespete el agua, los bosques… se está eliminando el pulmón del mundo… si se implementara el acuerdo de paz, se garantiza el respeto a los recursos naturales en Colombia, que es un elemento fundamental para la especie humana.
Héctor García: en esta gira por Europa han conocido la organización de miles de colombianos en condición de exilio… qué reflexiones hacen desde allí sobre los objetivos que los acuerdos de la Habana nombraron como un retorno seguro y asistido…
Gustavo Gallardo: […] el modelo en económico no ha permitido que los colombianos se desarrollen como personas, y vieron en el extranjero la posibilidad para lograr mejores condiciones de vida. Decirles que cualquiera que sea el motivo por el que salieron del país no se olviden de Colombia, que desde sus posibilidad acompañen lo que pase en Colombia y estén atentos… en la medida que haya una solidaridad de los colombianos en el exterior con lo que pasa en Colombia, permitirá las garantías para que las nuevas generaciones no tengan que salir… hemos encontrado miles de colombianos, que a propósito del paro nacional, están fortaleciendo procesos organizativos y solidarios con Colombia.
Felicitar a la Asociación Freytter en País Vasco que es una de las organizaciones que viene haciendo todo un proceso de análisis y revisión del conflicto colombiano, para facilitar que transitemos hacia la paz.
Héctor García: hay otra cuestión en relación con el trabajo que desarrolla la Fundación Lazos de Dignidad, y es esa distinción que hacen ustedes entre preso político o presa política respecto a los prisioneros y prisioneras políticas…
Gustavo Gallardo: El concepto de prisionero político, entenderlo como aquellas personas que producto de su militancia política, de su militancia social, son víctimas de la prisión política, es decir, el régimen, el Estado genera una persecución penal y esa persecución penal genera una privación de la libertad, siendo el derecho, la justicia y la cárcel una utilización de una arma de guerra que se conoce como el derecho peal del enemigo, dicho esto, concientizarnos que en Colombia existe un conflicto armado, un conflicto interno armado, y como tal debe verse bajo la óptica del derecho penal internacional, el derecho de guerra o el derecho internacional humanitario.
Para que se mantengan o se traten algunos temas en Colombia bajo esta lupa, implica que las personas que son judicializadas por parte del estado y son apresadas siendo personas que vienen de organizaciones guerrilleras o movimientos políticos, o sociales, o defensores de derechos humanos, sean judicializadas por motivos políticos, la prisión es bajo esta óptica.
El concepto internacionalmente aceptado para las personas privadas de la libertad en el marco de un conflicto, son prisioneros de guerra, y en colombiana existen: Prisioneros de guerra, prisioneros victimas de montaje jurídico, y prisioneros de conciencia; porque lo son con fundamento en el conflicto interno colombiano. Para nosotros el concepto que se ajusta para hablar desde la realidad política, histórica y jurídica colombiana es prisionero; que existen tanto de parte del estado como de los grupos guerrilleros.
Héctor García: nosotros/as desde la Asociación Jorge Adolfo Freytter hace varios años venimos trabajando e investigando acerca de lo que ha pasado en las universidades públicas en el marco del conflicto social armado colombiano… ¿qué reflexiones sintetizadas podemos hacer… ¿ha sido el ámbito académico un territorio de disputa en el marco del conflicto?
Gustavo Gallardo: Un pueblo educado es un pueblo libre. Son las universidades oficiales en Colombia, las instituciones que generan hombres y mujeres sentipensantes y críticos de la realidad colombiana, en las universidades se genera un despertar frente a la realidad. Esto supone para el estado un peligro, para sus posibilidades y opciones.
El movimiento social y popular dentro de las universidades han sido perseguidos, porque se organizan en torno a la transformación social y una vez organizados comprenden la importancia del derecho a la educación o cual es el papel de las y los profesionales y de la universidades en la sociedad, es por eso que la política paramilitar en Colombia se tomaron las universidades como objetivo, para generar terror y lograr que no tuvieran contenidos humanistas y críticos frente a la realidad y que, escenarios de organización no se consolidaran. Su intención ha sido generar terror en toda la comunidad universitaria. Una educación que esté al servicio del sistema económico formando personas acríticas frente a la realidad colombiana.
Agradecemos a Gustavo Gallardo y a la fundación Lazos de Dignidad. Les deseamos todo lo mejor en su regreso a Colombia, que puedan seguir con el trabajo en el proceso de paz, reiterar nuestro admiración y agradecimiento por el trabajo que sostienen en una realidad tan adversa como la colombiana.