Entrevista al periodista, investigador y profesor Javier Osuna Sarmiento.
La Asociación Jorge Adolfo Freytter Romero entrevista al periodista, investigador y profesor Javier Osuna Sarmiento en la sede de la Fundación Fahrenheit 451 en la ciudad de Bogotá, entrevista que se realiza en el marco del viaje de la Asociación Freytter Romero a la presentación del libro: “Universidades bajo S.O.Specha: Represión estatal a estudiantes, profesorado y sindicalistas en Colombia (2000-2019)”.
Asociación Jorge Adolfo Freytter Romero (AJAFR): ¿Nos gustaría qué Javier nos comentes quién eres, cuál es tu labor en defensa de los Derechos Humanos y en defensa de la libertad de expresión en Colombia?.
Javier Osuna Sarmiento: Bueno, decirles primero que es un gusto recibirlos aquí en la sede de la Fundación Fahrenheit 451, concretamente digamos que mi experiencia está relacionada con los derechos humanos, tiene como dos fuentes; una es el periodismo, en el cubrimiento del conflicto armado colombiano y la otra tiene que ver con el trabajo de la organización que nos apoya al día de hoy, que es la fundación Fahrenheit 451, desde hace más de 12 años trabaja con poblaciones vulnerables utilizando la producción de narrativas como un mecanismo de transformación social, entonces digamos que en esas dos (2) aguas habitualmente encomiendo mi trabajo, adicionalmente al quehacer universitario, como profesor en algunas universidades en Bogotá.
Asociación Jorge Adolfo Freytter Romero (AJAFR): Nos ubicamos en el período del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, dónde se produce entre “proceso de desmovilización de los grupos paramilitares” y sale una Ley denominada como “Justicia y Paz” en ese marco de ese contexto político surgen unas amenazas puntuales para usted por tú trabajo de investigación periodística. ¿Puedes explicarnos cómo sucede eso, en qué contexto, en qué región de Colombia?
Javier Osuna Sarmiento: Digamos que yo tuve la fortuna de hacer parte de un proyecto que hoy continúa vigente que se llama “Verdad Abierta.com”. Yo soy fundador de ese medio de comunicación, “Verdad Abierta.com”, fue una iniciativa periodística que nació con la intención de hacer un cubrimiento especializado de “Justicia y Paz” que tú acabas de mencionar y esto respondía a una preocupación central; es que en Colombia no se había presentado un proceso de Justicia Transicional, si bien, habían existido negociaciones con actores armados, no existía uno o un proceso de negociación que pudiera circunscribirse a ese terreno de la Justicia Transicional, y digamos que desde allí la “Revista Semana”, la Fundación Ideas para la Paz decidieron crear un proyecto que hiciera un ejercicio de veeduría, de esas verdades confesadas en el marco de la Ley de Víctimas y a mí me correspondió pues impulsar ese proceso en la ciudad de Bogotá como corresponsal, siendo un equipo muy pequeño inicialmente, entonces tratándose de un equipo pequeños nos tocaba pues viajar mucho porque eran pocas manos y había mucho por hacer y como su nombre lo dice pues Verdad Abierta, intentó hacer un aporte que reuniera no solo los testimonios de paramilitares en la Ley de Justicia y Paz que es lamentablemente hacía donde se orilla el cubrimiento de este tipo de procesos en el mundo y es casi que re difundir el testimonio que se entrega a los tribunales.
Nuestra idea era también darle voz a los sectores de las víctimas y también hacer un ejercicio de verificación de esa verdad confesada por los paramilitares y también guerrilleros en el marco de Ley de Justicia y Paz, saben ustedes que la Ley de Justicia y Paz, si bien se construye en el 2005 como una ley enfocada a los grupos paramilitares término acogiendo también a grupos guerrilleros por extensión. Entonces digamos en el marco de este trabajo periodístico que fue muy importante para el país, yo llegue a asistir a muchas versiones libres que son como la etapa inicial del proceso de confesión de los actores armados y en el marco de esas confesiones a la Ley de Justicia y Paz me llegó a mí, información relacionada con los hornos crematorios de los paramilitares en Norte de Santander, fue así como surgió, pues inicialmente una investigación que años después yo llegaría a elaborar con mayor detalle que es el libro: “Me hablaran del fuego: los hornos de la infamia”, es la razón por la que en el año 2014 yo comencé a recibir toda una serie de intimidaciones, elementalmente es un libro que da cuenta de un Crimen de Lesa Humanidad en el que más de 560 personas terminan siendo incineradas por los hombres del Frente Fronteras que hacían parte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) en el departamento del Norte de Santander, esto ocurrió entre el año 2001 y el año 2003.
Asociación Jorge Adolfo Freytter Romero (AJAFR): hay otro tema que nos gustaría abordar con usted, en Colombia se ha firmado un Acuerdo de Paz, se vienen asesinando a líderes y lideresas comunitarias que llevan procesos en diversas regiones en Colombia. ¿Usted cómo evalúa la cobertura de los medios de comunicación frente a esos crímenes que se están cometiendo últimamente en el territorio nacional?
Javier Osuna Sarmiento: Yo creo que estamos recayendo en una equivocación y es traducir estos crímenes en cifras, entonces lamentablemente las personas son incapaces de sentir empatía en un país que ha normalizado la violencia como el nuestro, en la medida que los líderes/as sociales y los casos de violencia asociados a la Paz e implementación de los Acuerdos de La Habana se les vuelve casi que una especie de patrón numérico que siguen en las noticias, pero no entiende por ejemplo: las causas que por lo menos defienden esos líderes/as sociales o el valor humano de cada uno de esos casos de violencia, entonces yo creo que el periodismo más allá del trabajo de portales como: Pacifista, como las Rutas del Conflicto, Verdad Abierta. Incluso, han hecho un ejercicio interesante de intentar destacar las luchas de estas personas pero los medios de alcancé nacional o diríamos nosotros o los medios tradicionales, elementalmente se relacionan con esta problemática y me parece que limitan al menos el accionar de sus publicaciones en torno a la mensurabilidad a los casos que se han cometido y no las razones de esa sistematicidad o las dimensiones de la pérdida posterior a esas acciones de daño. Creo que el periodismo colombiano tiene una deuda grande, se necesita trascender de las cifras y se necesita humanizar estos crímenes, si se puede utilizar la expresión, no repitiendo el testimonio de los perpetradores que es la historia de cómo estas personas fueron asesinadas o lo dramático que esto resulta para sus familias sino dando cuenta de las luchas que quedaron truncadas, de los procesos que estos líderes/as sociales estaban llevando a cabo en sus regiones y ahí creo, que nos atraviesa una postura crítica y es que en un proceso como el de La Habana en plena fase de implementación, se hace necesario comenzar a determinar también responsables de estas acciones de violencia, creo que los medios de comunicación señalan desde la generalidad este tipo de crímenes pero en muchas ocasiones evaden la responsabilidad de determinar a las personas o a los actores responsables de estos crímenes en contra de los líderes/as sociales. Hay también una deuda muy importante, creo que estos estudios e investigaciones recientes, lo que nos permiten evidenciar es que no solo existe una sistematicidad en contra de los crímenes de los líderes/as sociales, sino que también existe una constante en términos de negligencia por parte del gobierno, que en muchos casos termina casi que actuando como un determinador de esos crímenes, o al menos como un cómplice de estas acciones en términos de no entregar una respuesta adecuada que permita otorgar garantías oportunas o medidas de protección oportunas a quienes están siendo amenazados.
Entonces, creo que hay tres retos uno es trascender el papel numérico de las cifras, dejar de juntarlas como si de matemática fría se tratara, otra que es identificar como concretamente el valor de las luchas de esas personas que están siendo asesinadas o están siendo amenazadas, como revindicar esa labor social que están haciendo o que están llevando a cabo porque en Colombia a las personas no se les amenaza porque sí, eso es importante que lo digamos, ponerlo al frente y lo otro es determinar quiénes son responsables, quiénes mantienen una relación de complicidad que ha permitido que este tipo de crímenes haya llegado a cometerse, esas son como grandes deudas que tenemos con el periodismo, no con esto queriendo decir que el periodismo no haya hecho nada al respecto, creo que gran parte del problema tiene que ver con una audiencia que no quiere relacionarse con estos temas y la que le queda mucho más fácil salir a marchar un día de todo el año, que hacerle un seguimiento real y emotivamente jugársela por preservar la vida de compatriotas que están siendo asesinados.
Asociación Jorge Adolfo Freytter Romero (AJAFR): Bueno Javier Osuna, para nosotros es un placer poder intercambiar estas ideas, este dialogo contigo en Bogotá. Para finalizar, nos gustaría que nos hagas una aportación a manera de llamado de atención a la comunidad internacional frente a la grave situación de los derechos humanos, que están padeciendo los lideres/as, los docentes, los sindicalistas, los periodistas en Colombia.
Javier Osuna Sarmiento: Yo diría que quien trate de entender la situación actual de Colombia, tiene que entender que nosotros estamos viviendo la unión de dos puentes distintos y que vas a una velocidad diferente; El gobierno de Álvaro Uribe Vélez construyó una Ley de Justicia Transicional que elementalmente funcionó como un mecanismo de sometimiento en búsqueda de unos beneficios penales para quienes cometieron crímenes de guerra o Crímenes de Lesa Humanidad, durante su gobierno, pero esa Ley restrictivamente se encargaba de juzgar exclusivamente o beneficiaba exclusivamente a quienes habían hecho la guerra, no a quienes se habían beneficiado de ella, digamos sin participar en ella. Un segundo tren, con el que estamos colisionando ahora, porque muchos de esa primera generación están saliendo libres como resultado de lo que se denomina “la pena alternativa" de 5 a 8 años de prisión. Se están enfrentando ahora a la implementación de un acuerdo que generó unas transformaciones constitucionales.
Hay que decirlo a la luz de la Paz y la implementación de los Acuerdos de La Habana, esta es una guerrilla que no está haciendo tránsito a la desmovilización, sino que está transitando a las vías políticas, entonces, tenemos estructuras criminales elementalmente paramilitares, que se sometieron a la justicia y un grupo guerrillero que construyó un proceso de negociación con el gobierno y que está siendo una transición hacía las vías políticas y en esa transición a las vías políticas, ha abierto espacios para una justicia que caben todas las personas que han mantenido una relación con el conflicto, exclusivamente aquellas, que portaron camuflado o un arma, poner eso en una licuadora o en una misma olla yo creo que a la comunidad internacional le haría mucho bien, porque creo que cuando se habla del conflicto armado en Colombia, asumimos que hay un tipo de proceso que cobija a todos los actores armados o viceversa, pero se trata de procesos que son diferentes. No en vano, Colombia está viviendo un proceso de rearme del paramilitarismo y un proceso profundamente critico de ejecución de la Ley, ósea, me refiero a la implementación de los Acuerdos de La Habana.
Entonces, siento que ahí hay como una ruta bastante difícil de transitar en la que lamentablemente la comunidad internacional está recibiendo información fragmentada e inexacta porque se enfrentan a un gobierno que de puertas para afuera, acude a embajadas, acude a países asegurando su compromiso con la implementación de un Acuerdo que de dientes para adentro repudia y ataca todos los días, creo que lo primero, que tiene que hacer la comunidad internacional, es comprender que se entiende con un gobierno que está haciendo o pareciera estar haciendo al menos todo lo posible para que la implementación de los Acuerdos de La Habana fracase, pero esto implica pues exigir algún tipo de trato honesto que podría poner en tensión las Relaciones Internacionales que se sostienen hasta ahora con el gobierno de Iván Duque. Hay que desenmascarar concretamente una política internacional, que muestra hacía afuera estar comprometida con los Derechos Humanos, la situación de los líderes y que hacía adentro lo que hace desde el Congreso de la República y los cargos de Gobierno, es repudiar un proceso que abandona y que además está desfinanciando, entonces creo que eso es un factor negativo.
Primero, entender que Colombia es el resultado de muchos procesos de negociación y que varios de los actores armados se han sometido a legislaciones y a compromisos diferentes no solo en el trámite de medidas restrictivas de la libertad sino de confesión de la verdad y lo otro, es entender que actualmente existe a nivel de Gobierno una postura que de manera un tanto macabra, expone un compromiso con los Derechos Humanos que el país no está experimentando hacía el interior y esto por su puesto que es muy difícil que la base de la política internacional, pues tiene que ver con una comunicación fluida sobre la base de honestidad de preceptos morales, éticos. ¿No? Y creo que lamentablemente es lo que está pasando en Colombia; la paz se ha convertido en argumentación rentable para buscar financiación y cerrar acuerdos comerciales, pero la implementación de esa paz dentro del país, se está quedando sola y de hecho quienes se están muriendo a mi modo de ver relacionando esto con lo de los líderes sociales que acabamos de mencionar, son los colombianos comprometidos con una paz por supuesto perfecta, atada a toda una serie de cosas que pueden hacerse mejor, que siempre podrán hacerse mejor, en el marco de un proceso de negociación, pero que en el fondo están comprometidos con la restitución, con la redistribución de los recursos, con una participación política y significativa de las víctimas y creo que es lo que en Colombia está lamentablemente en riesgo.